Llorona
Recomiendo echar un ojo al mito entre Lobo, Limpiador y Llorona antes de empezar a profundizar en la historia de La Llorona.
Este es un pequeño registro de mi vida. De mí para mí porque después de tantos siglos una empieza a olvidar ciertas cosas.
Nací de la unión entre el Mundo y la Luna, pero no me enteré de esto hasta después.
Mi abuela es la Madre tejedora. Al nacer El Limpiador me acunó y me bajó al mundo con una familia mortal conformada por un padre, una madre y un hijo y aunque no querían más hijos me aceptaron, me cuidaron y fui creciendo en ese pueblo rodeado de montañas adornadas con ríos presurosos.
Recuerdo tener una infancia de juegos y travesuras en las que siempre terminaba regañada por llenar de lodo el vestido, pero tanta chinga no se compara a las horas de dolor de panza por tanta risa que tuve.
También recuerdo que poco a poco empecé a concientizar mis sueños y me percaté que soñaba lo que pasaría un par de días después, le dije esto a las personas con las que vivía y evidentemente no me creían, entendí que era algo que me tenía que guardar para mí. Al inicio me daba miedo lo que soñaba, sobre todo cuando se trataba de muertes o guerras, pero fui resignándome a que así sería para siempre y yo no podía hacer nada. Sin embargo después de cada sueño terminaba con los pies empapados y sentada en una piedra junto al río, regresaba a mi casa discretamente.
En una ocasión desperté de nuevo sentada en una piedra, pero en esa ocasión mi hermano Oli estaba frente a mí observándome con mucho miedo, me confesó que no era la primera vez que me seguía y me preguntó si era real todo lo que gritaba en la noche, me dijo que algunas veces gritaba “¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos! Y otras veces ¡Hijitos míos ¿a dónde os llevaré?".
Jamás pensé que mis sueños se manifestarían fuera de mi propio cuerpo.
Llegó la primera conquista que venía del exterior y que recordaba haber visto en repetidos sueños. Esta vez hubo más muertes que las guerras de pueblo y pueblo. Generalmente podía ver claramente en mis sueños lo que pasaría pronto, pero en esta ocasión no sabía que terminaría con una hija. En esto no profundizaré porque sé perfectamente qué cicatrices tengo y me han seguido.
No terminaba de ser una niña cuando me convertí en madre y nadie nos da una guía para criar, hice lo que aprendí de mi falsa madre. Y aunque este fue uno de los embarazos más complicados y violentos no quiere decir que no ame a esos ojitos saltones y juguetones, esos cachetotes y ese corazonsote. Lucha me ha hecho feliz desde que nació de mi vientre y gritó bien pinche fuerte, ¡Hija de su madre tenía que ser!
Me reprocharon que no tomaba en serio mis sueños y premoniciones, y que por lo tanto oculté esta guerra y la pudimos haber evitado, fui humillada de todas las formas posibles, pasé a ser la mala madre, la traidora.
Fue entonces que la muerte se acercó cada vez a mí y se mostró como un Limpiador, me ayudó a recordar mi verdadero origen y la condena que mi creador, el Mundo, me puso.
Tuve responsabilidad, pero no soy la única responsable.
¡Ay mijites! No nos queda más que seguir, ¡continúen!
- Llorona
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